Con especial admiración y cariño a mis colegas del grupo de estudio, Anabella Rodriguez, Verónica Rodriguez y Josema Amigó.
Estamos llegando a finales de año y cabe destacar que dentro del trabajo psicoanalítico con los pacientes como el que realizamos en PsicoPaso, debemos tener siempre en cuenta el trabajo conjunto que se realiza entre colegas.
En estos encuentros pensamos el sufrimiento de las personas que nos llegan a consultar para esclarecer sus orígenes.
La psicoanalista polaca Esther Bick creó la técnica de observación en la que mantenía que la mirada de un psicoanalista o acompañante terapéutico en los bebés propiciaba, en sí misma, la mejora.
El lugar en el deseo y el intelecto que un psicoanalista ofrece a sus pacientes un espacio interno en el que éste tiene la posibilidad ubicarse. La mirada es también un lugar de escucha, un espacio para el ser que es mirado y que va a tener una función de sostén
Esto no ocurre con todas las personas que acuden a nuestra consulta, pero sí se da cuando existe un trabajo profundo y real que conduce a la sanación. Además de la hora que pasamos con ellas de forma física, también les ocupamos un espacio especial de pensamiento, ya sea a través de las supervisiones o de los grupos de estudio que generamos.
Pensar sobre un paciente fuera de la consulta le permite mejorar, puesto que el espacio psíquico está siendo ocupado y los pensamientos y miradas de los colegas favorecen diferentes vías de acción que posibilitan y amplían posibilidades terapéuticas.
Los grupos de estudio facilitan la reflexión sobre los pacientes y la sociedad, sobre los nuevos malestares que están surgiendo de una forma tan distinta a los de nuestros tiempos.
¿Cómo surge el círculo psicoanalítico de Viena?
El Círculo Psicoanalítico de Viena en Asturias surge de un grupo de amantes del psicoanálisis que desean conversar sobre los textos de Freud y Lacan, además de esclarecer y ubicar los nuevos interrogantes en un lugar compartido y propiciado por la palabra.
¿Qué temas se trataron en el círculo psicoanalítico?
EL último día hablamos sobre la angustia, Seminario 10 de Jaques Lacan, pero no detallamos la teoría sino que el espacio derivó en temas aparentemente no asociados. Yo me preguntaba de qué forma podría relacionarse la angustia (tema que iba a ser tratado) con los temas que fueron abarcados.
Conversamos sobre las nuevas sexualidades, el movimiento trans y LGTBI y sobre el sufrimiento que conlleva para estas personas el hecho de que se les cuestione su posición.
A partir de esta idea de cuestionamiento, surge el debate al respecto de la responsabilidad subjetiva, concepto que se encuentra dividido en opiniones en la comunidad psicoanalítica.
Mirar hacia fuera con una mirada ortodoxa no permite más que limitar nuestra capacidad de comprensión.
Somos terapeutas y debemos poder flexibilizar el pensamiento y abrir la mente para poder entender la complejidad, tanto del mundo que nos rodea como de las teorías que manejamos como profesionales.
La responsabilidad subjetiva hace referencia a la posibilidad del sujeto de hacerse cargo de las cosas que le ocurren en la vida. Pero es un concepto que merece la pena aclarar, puesto que es muchas veces confuso y puede llevar a equívocos y a malas interpretaciones, a mi forma de ver.
Es obvio que no todas las cosas que nos ocurren dependen de nosotros y nosotras. Existe un afuera, unas circunstancias y un otro u otros que crean movimientos que nos llegan.
Como decía nuestro colega y amigo Josema Amigó, no se puede responsabilizar a un niño de haber sido maltratado en la infancia. Sería una aberración pensar de esa manera. Cuando una persona es niño o niña está totalmente indefenso a lo que ocurre en el exterior.
Como bien sabemos, el ser humano nace prematuro y ni su cuerpo y mucho menos su mente está preparada para salir al exterior sin ser totalmente dependiente de su madre y su padre o de las personas que puedan ejercer esa función.
El libro “Sapiens; De animales a dioses” de Yuval Noah Harari habla sobre esto y hace una comparación hermosa, donde asocia esta condición a la necesidad de amar y ser amado que acompaña al ser humano durante su vida.
Volviendo al tema de la responsabilidad, no debemos olvidar que ciertas circunstancias externas nos pueden llevar a tomar diferentes caminos, aunque existen vicisitudes de tal magnitud que va a ser extraño que no conduzcan a un sufrimiento.
Y eso es lo primero que se acoge en nuestra consulta, el sufrimiento. El otro actuó mal, es muy posible. El otro dañó y provocó heridas y malestares; sin ninguna duda en muchos casos. Esto es siempre tenido en cuenta.
Y ahora yo me pregunto ¿Podemos ayudar a alguien victimizándolo eternamente? ¿La posición de víctima le ayuda? Si su sufrimiento depende de la bondad o maldad del otro ¿puede tener, la persona, algún control sobre su vida y sus emociones?
Uno de mis mayores objetivos en mi trabajo como psicoterapeuta consiste en fortalecer el yo ante la realidad que se impone, por lo general difícil.
Y este yo no puede ser fortalecido sin una comprensión del dolor, además de ofrecerle al sujeto la posibilidad de actuar de otra manera, de tomar conciencia del porqué de sus determinaciones para poder elegir otra cosa, intentando no dejarse llevar por el inconsciente que tantas veces nos traiciona.
Esa es la responsabilidad subjetiva. Saber que uno mismo toma las decisiones que van a marcar el camino por el que ir, los pasos que dar
Está íntimamente ligada a la libertad.
Si pensamos que una persona, por su condición de víctima, no puede elegir otra cosa que la enfermedad mental y el sufrimiento, lo estamos condenando y haciendo prisionero de éste.
Para finalizar y poner de manifiesto una de las primeras cuestiones que me planteaba, que tenía que ver con cómo se relaciona la angustia con los temas que ayer tratamos, creo que toma importancia el hecho de las ansiedades que pueden generarnos a los psicoterapeutas la escasa comprensión que tenemos de las nuevas sexualidades y de sus orígenes, así como el conflicto que nos genera la necesidad de tolerancia hacia las diferencias con el impacto de la sexualidad puesta de manifiesto de formas desconocidas para nosotros.
La angustia, para Jaques Lacan, surge ante la caída en el agujero de lo que no se puede nombrar, es decir, de aquello para lo que no tenemos palabras. No se puede tramitar a través del lenguaje, constructo que nos hace humanos y desarrolla nuestro pensamiento y permite la elaboración de los afectos y emociones.
Cuando existe palabra para un sentimiento o emoción angustiosa, ésta disminuye.
Hablar sobre la sociedad y los sufrimientos que nos llegan a consulta permite comprenderlo, y si el terapeuta del gabinete PsicoPaso comprende, el paciente tiene la posibilidad de concebir, elaborar y asimilar.
GRACIAS AL CÍRCULO PSICOANALÍTICO DE VIENA EN ASTURIAS POR HACER DE LOS ESPACIOS UN LUGAR DE ENTENDIMIENTO DENTRO DE LA COMPLICIDAD, EL RESPETO Y EL CARIÑO.
SEGUIMOS TRABAJANDO
Psicóloga colegiada nº O-03034.
• Licenciada en Psicología.
• Máster en Psicoanalítica para Niños y Adolescentes.
• Máster de Orientación Educativa.
• Máster en Psicología General Sanitaria.