¿Cómo puedo decir que no sin entrar en los gritos y en el miedo? ¿Cómo ayudarle a manejar la frustración?

Decir que no sin entrar en los gritos y en el miedo tiene que ver con los límites. La imposición de límites suele ser una de las preocupaciones más comunes a la hora de ejercer el papel de padres y madres. La primera infancia consta de etapas diferentes con diferentes características y diferentes necesidades. Las etapas más primarias son las que están caracterizadas por el narcisismo, donde el niño se sitúa, básicamente, en la posición que Winnicott denominó de “su majestad el bebé”. En esta etapa los límites son impuestos a través de los horarios de alimentación, por ejemplo. 

Pero cuando los niños empiezan a acudir a la guardería o tienen un hermanito o hermanita, los límites deben comenzar a  imponerse introduciendo al otro en su psiquismo, lo cual suele ser lo más difícil, ya que pueden aparecer agresiones como mordiscos o golpes que a los adultos nos cuesta mucho tolerar y sufrimos al verlo. 

Lo más importante para poder imponerlos de forma tranquila, es decir, decir que no sin gritar e infundir miedo, es comprender que el trabajo como padres y madres consiste en eso, y que para que puedan atravesar bien el crecimiento necesitan recibir continuamente estas enseñanzas. El no, en esta etapa, debe estar presente. 

Aunque veamos que su frustración se hace evidente a través del llanto, la queja y la rabieta, lo mejor que podemos hacer para que puedan comprender lo que ocurre es hablarles a través de la palabra sobre cómo se deben estar sintiendo y para qué sirve el no. Por ejemplo “ya sé que quieres hacer lo que tú quieres pero yo no te estoy dejando para cuidarte, porque sé que puede acabar doliéndote” o “ya sé que quisieras tener siempre tú los juguetes, pero en el mundo también están otras personas y otros niños y niñas que quieren utilizarlos. Podéis intentar jugar juntos y si no, habrá que dejarlo un rato”. 

Existen ocasiones en que siguen sin entender. Puede pasar. A veces, no hay nada que explicar. Es simplemente “no”. Porque soy tu madre o tu padre y lo digo yo. No es necesario que los niños lo entiendan todo. También es importante que entiendan que existen unas figuras que son sus padres y que tienen una autoridad sobre ellos. Esta autoridad debe ser como una barra de bambú, flexible pero firme. Podemos negociar, pero las decisiones tomadas deben de ser mantenidas para que los niños puedan interiorizar las normas de forma clara. El hecho de que un no después se convierta en un sí provoca confusión y no permite la aceptación real de las normas que se imponen y les va a provocar un sufrimiento mayor, sobre todo en la edad adulta, donde los límites y las frustraciones están constantemente presentes. 

Si te cuesta demasiado imponerlos, decir no, y te produce una angustia que no puedes tolerar o controlar, debes consultar. En Psicopaso Psicología tenemos grupos de orientación de madres y padres que permiten facilitar esta tarea reflexionando sobre l@s niñ@s y las relaciones con ell@s. 

Abrir chat
1
Escanea el código
Hola, ¿En qué podemos ayudarte?
Call Now Button