“Todas las personas mayores hemos sido niños antes…” Es por esto que todos recordaremos algún juguete o algún juego al que sabemos que solíamos jugar.
Pero si nos ponemos a pensar de una manera más objetiva podemos preguntarnos: “¿Por qué l@s niñ@s juegan?” Ésta es la pregunta que vamos a tratar de responder hoy desde nuestro centro de psicólogos en Oviedo a partir de las ideas de Winnicott (psiquiatra y psicoanalista que centró sus estudios en la relación madre-lactante y el desarrollo posterior de l@s niñ@s.
La primera de las respuestas que fácilmente se nos puede ocurrir es porque, sencillamente, les gusta hacerlo. Esto es algo innegable. El placer en las experiencias físicas y emocionales que les proporciona el juego es abiertamente expresado por ellos y, es sabido también, que les encanta inventarlos, siendo ésta una de las características más importantes para ellos y para su desarrollo e integración de la personalidad.
Qué beneficios tiene el jugar en los niños
El juego es la forma de comunicación más utilizada por los niñ@s.
Por otro lado, el juego es la forma de comunicación más utilizada por los niños. A través de él pueden mostrarnos su enojo, por ejemplo, canalizando así la agresión que lo produce y haciéndonos comprenderla. “¿Por qué tiras los juguetes? Ah! Estás enfadado porque no te dejé ver la TV”. Sin embargo, no siempre es fácil de identificar las razones del juego agresivo, y comprobar que los sentimientos de odio y rabia pueden ser representados a través del juego sin que el ambiente le devuelva agresividad, es un valor muy importante que el niño le da al juego de forma inconsciente. Por supuesto, estas acciones no deben ser excesivas. De ser así, es importante poder limitarlas.
Así, pueden controlar sus ansiedades.
Otra de las funciones de esta actividad infantil, y muy relacionada con lo anterior, es controlar la ansiedad. Cuando hablamos de ansiedad estamos hablando de cantidades de energía de las que la psique necesita tener control para no desbordarse (lo que llevaría a un síntoma). Los adultos lo hacemos a través de otros recursos, sin embargo, en el niño, el recurso principal es jugar. Es por esto que una de las cosas que más nos preocupa a los psicólogos infantiles es la ausencia de juego. Ésta ausencia nos habla de una incapacidad de expresión y de control de la angustia, por lo que, lo más probable es que el sufrimiento interno de éste niño sea de una gran magnitud. Nuestra primera misión es ayudarle a conseguirlo. Y además, aunque exista juego, si la cantidad de energía es demasiado elevada o extrema surge el juego repetitivo o compulsivo, por lo que también es necesario consultar.
Para mostrar un ejemplo práctico, es posible pedirle a un niño que juega por mero placer que deje de hacerlo. Sin embargo, a un niño que utiliza el juego como forma de control sobre la ansiedad, no va a ser posible pedirle que lo abandone sin provocar angustia.
Existen pues, diferentes junciones a las que responde el acto de jugar. Pero tenemos más aún.
Otra de ellas y no carente de importancia es que, a través de jugar, los infantes establecen sus relaciones sociales.
El juego es la actividad de interés de ellos y, por lo tanto, motivo de reunión. Éste motivo es el que conduce a grandes amistades o enemistades y provoca un conocimiento de “otro igual” que sin el juego no ocurriría.
Después de esta breve reseña sobre algo tan común y familiar, podemos concluir que el juego es una de las vías de desarrollo más importantes para nuestros niños. Ella les permite comunicarse, expresarse, divertirse, librarse de la angustia, adquirir experiencias y establecer relaciones sociales, sin lo cual su crecimiento y conocimiento del mundo se vería finalmente interferido por el estancamiento de alguna de éstas funciones. Claramente esto no lo deseamos, por lo que dejarlos libres en su juego es una manera de favorecer su equilibrio emocional.
Dejarlos libres en su juego es una manera de favorecer su equilibrio emocional.
Psicóloga colegiada nº O-03034.
• Licenciada en Psicología.
• Máster en Psicoanalítica para Niños y Adolescentes.
• Máster de Orientación Educativa.
• Máster en Psicología General Sanitaria.