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20 de Diciembre 2021
Curso de psicoterapia integrativa

Docente: Eva Álvarez Fernández

EXPERTO EN PSICOTERAPIA INTEGRADORA
Esta formación, organizada en tres cursos diferenciados, propone un aprendizaje progresivo y autónomo, donde cada cual pueda orientar su formación al enfoque terapéutico con el que más se sienta identificado. Combinamos tanto aspectos teóricos como prácticos, mediante el concurso de terapeutas experimentados y de diverso enfoque.
Además, ofrecemos un sistema de prácticas supervisadas, consistentes en casos reales en los que la persona aspirante a psicoterapeuta deberá demostrar sus aptitudes y conocimientos. Finalmente, la formación se completa con un trabajo de revisión personal en forma de psicoterapia individual y grupal, a fin de aumentar el autoconocimiento y el dominio emocional imprescindibles para el ejercicio de toda psicoterapia.
Eva Álvarez Fernández se encargará del módulo dedicado a la psicoterapia psicoanalítica y a la exposición de las teorías psicoanalíticas referentes a los autores postfreudianos.

DIRIGIDO A: La formación está orientada a todas aquellas profesiones en las que las relaciones interpersonales sean fundamentales, desde el amplio colectivo de la intervención social y el ámbito socio-sanitario hasta la docencia. En cualquier caso, será necesario estar en posesión de un título de grado superior en formación profesional o universitario relacionado con las áreas profesionales señaladas.

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jornadas derechos humanos
Cartel Octubre de las Jornadas de Derechos Humanos

Jornadas Derechos Humanos en Salud Mental

Ponente: Eva Álvarez Fernández

Esta fue mi ponencia en esta jornada:

En primer lugar, quiero dar las gracias a todas las asociaciones que han permitido que estas  jornadas sean organizadas. En segundo lugar, al Foro Psicoanalítico, por permitirme estar hoy  en su mesa y, por último, a todos los asistentes que están interesados en escuchar diferentes  saberes, todos enriquecedores, de un tema tan importante como son los derechos humanos en salud mental.  

He escogido el tema de “La Creatividad en el sujeto infantil”, por situarse ésta en el núcleo de  la expresión de la subjetividad del niño, concepto que se pone hoy encima de nuestra mesa  “SOS ¿subjetividad en riesgo?” 

El 20 de Noviembre de 1959, se aprobó la Declaración de los Derechos del niño de manera  unánime por todos los 78 estados miembros de la ONU. En diferentes artículos de tal  convención, se plantea en varias ocasiones el derecho al armonioso desarrollo de la  personalidad, así como el derecho a la libertad de expresión a través del medio elegido por el  niño.  

A raíz de esto, podríamos plantearnos la siguiente cuestión: ¿De qué manera, el niño, puede  ejercer el derecho al armonioso desarrollo psíquico? Cabe preguntarse, entonces, de qué  manera se atraviesa la infancia.  

Efectivamente, la vida de un niño no comienza el día del parto, sino que ya existe desde que  surge en la madre su deseo de tener un hijo. ¿Qué lugar ocupa el niño en el deseo de la  madre? En ese momento, su historia da principio y se inscribe en un lugar, el cual va a ser uno  de los lugares más importantes de su vida y su desarrollo. Este lugar, el deseo materno, será  colocado en el bebé, y un hilo de fantasías se precipitarán alrededor de este nuevo ser que  pronto vendrá al mundo.  

A partir de su nacimiento, el niño tiene por delante una ardua tarea, que corresponde a la  tarea de crecer. Dicha labor llevará años de trabajo psíquico, donde el primer período es el más importante. Es, de hecho, fundante.  

Si tuviéramos que abreviar lo que significa crecimiento, diríamos que es el proceso a través del  cual, el sujeto pasa de la dependencia absoluta a la independencia, y en el que los padres,  educadores y personas responsables del niño son claves para que pueda ocurrir con éxito el fin  planteado.  

Hechos específicos como el destete, los primeros pasos, la adquisición del lenguaje… son  signos de desarrollo psíquico que, cumpliendo la función de separación simbólica de los  padres, van acercando al niño, poco a poco, al mundo exterior. Es en estos momentos cuando  el bebé empieza a expresar signos de subjetividad, de deseos propios diferentes a los deseos  de los padres. Y con cada paso que el niño da hacia adelante, deja algo atrás. Cada etapa del  desarrollo a la que avanza conlleva una pérdida. Por ejemplo, pérdida de comodidades,  pérdida de atenciones, etc, pero que son compensadas con los beneficios que supone su  progreso. Todas estas pérdidas son vividas por el niño de manera subjetiva. A pesar de haber  sujetos que crecen en un mismo seno familiar y en un mismo ambiente, cada uno de ellos va a  poseer diferentes rasgos que determinen su forma de elaborar, tanto estas pérdidas de las que  hablamos, como de diferentes acontecimientos y circunstancias que van surgiendo y que la  realidad impone (la muerte de un familiar, una mudanza, la llegada de un hermano… por  poner algunos ejemplos cotidianos). 

Como Donald Winnicott nos aclaró en su día, el acto de jugar corresponde al encuentro de un  espacio en el que el niño es capaz de poner en el exterior su realidad interna a través de los  llamados objetos transicionales, es decir, de los juguetes. Pero esta situación necesita de  confianza para poder ser desplegada. Y lo que Winnicott en su día llamó “madre suficientemente buena”, hoy podría ser la madre o el padre, o cualquier persona que se  encarga del niño y le otorga sus cuidados y atención. La función de esta persona es,  mayormente, proporcionarle al niño descubrir el mundo y desplegar su gesto espontáneo. 

Y además de la importancia de la expresión, es igual de importante la aceptación de tales sentimientos por parte de sus seres más queridos. Ellos deben ser capaces de escuchar las  preocupaciones del niño atendiendo sus juegos, acogiendo sus dibujos y dando a ellos una  respuesta. Si el niño no es capaz de encontrar un lugar para la expresión de su subjetividad, de su individualidad, de sus propios deseos e inquietudes, éstos quedarán reprimidos y  destinados a su posterior aparición a través de expresiones más nocivas, como un síntoma, por  ejemplo.  

Me planteo ahora otra pregunta: ¿de qué manera los niños de hoy tienen un espacio para el  juego libre y el disfrute? La tendencia actual a la estandarización de las actividades provoca en  los niños un embotamiento de las emociones y una incapacidad para la descarga de la pulsión  o energía psíquica, la cual, como toda energía, ni se crea ni se destruye, sino que se  transforma. Pero ¿en qué se transforma? En el caso de no poder transformarla en creación  propia, se transforma en síntoma. ¿Síntoma de hiperactividad? ¿De agresión hacia otros  niños? ¿psicosis? Puede encontrar diversas formas, que podemos llamar de una manera u de  otra según sus manifestaciones, las cuales corresponden a un intento de subjetivación y de expresión. Sin embargo, esto no permite ejercer el derecho de expresión con libertad, ya que  el síntoma oprime al niño y le provoca sufrimiento. 

En las sesiones con el psicoanalista, el niño suele desplegar su historia a través de los objetos transicionales y comunicar su sufrimiento, de manera que el terapeuta puede hacerse cargo de él e iniciar un proceso psicoterapéutico. La ausencia de juego en sesión es considerada de gravedad, y el primer objetivo consiste en generar en el niño esta capacidad. 

Expondré el fragmento de un caso: 

«Una niña», de 5 años, es traída a consulta a causa de sus rabietas diarias y reiteradas, el  comportamiento abusivo con sus compañeros y su negativa a comer nada que no sea pan. Se  realiza la primera sesión con la madre, en la que me explica su situación de divorcio con el  padre de Noelia cuando la niña tiene un año. El divorcio es conflictivo y se celebran varios  juicios. Noelia es sometida a varias pruebas psicológicas que dictaminen la custodia.  Finalmente, la custodia la obtiene la madre y le niega a la niña la relación con su padre. Su  madre rehace su vida y se empareja con otro hombre, al cual Noelia llama papá. La madre  refiere que Noelia no sabe nada.  

En la primera sesión con la niña, comienza a jugar con animales de granja. Hace un cercado y  separa, por un lado, un caballo con su cría y por otro, un caballo adulto solo. “¡Anda! ¡Fíjate!  ¡está por un lado el caballo con su bebé y por otro un caballo solo! Están en el mismo lugar  pero separados.” Le digo. Noelia responde “Es el cuartel”. En ese momento, Noelia coge el  caballo que está sólo y lo mete debajo de una manta, quedando a la vista los otros dos  caballos. ¿Y qué le pasó al caballo? Le pregunto. Noelia responde “que se escondió”. 

El caballo se escondió al igual que se escondió su padre y la verdad sobre la propia historia de  la niña. La negativa a alimentarse, así como sus rabietas constantes, eran expresión del enfado  con su madre, y la reivindicación de su derecho a saber la verdad de su propia historia, la cual  ella misma había vivido y quedó reprimida en su inconsciente. Después de cinco sesiones, las  rabietas habían disminuido de cuatro o cinco al día a una semanal. La simple expresión de  aquello tan importante, como fue la desaparición de su vida de su padre, fue expresado a  través del juego como forma alternativa a la del síntoma. Así se pudo iniciar la labor  psicoterapéutica que partió del trabajo con la madre para que pudiera contarle la verdad, en  paralelo con las sesiones con la niña, para la elaboración de la pérdida y la aceptación de la situación actual.  

La adolescencia también es un momento crítico en la historia de cada uno.  

El adolescente se encuentra en un momento de autodefinición del self y de separación de la  identidad otorgada por los padres. Los adolescentes “se crean a sí mismos” a partir del duelo  por la infancia y por el Ideal del Yo frustrado, el cual tienen que volver a construir. Un adolescente, excesivamente alienado al deseo de los padres, puede alcanzar dos destinos: o su carrera fracasa, o se ve comprometida su salud mental, derivada del conflicto entre los deseos propios y los del Otro. 

Este es el caso de «una adolescente», de 15 años. Llega a consulta con dos ingresos en psiquiatría debido a  dos intentos de suicidio, rechazo a todo tipo de comidas y delirios de persecución. En la  entrevista con la madre, ésta dice: siempre fue una niña muy buena. Nunca dio problemas para  nada. Siempre hizo lo que se le dijo, y ella nunca quería ir a casa de nadie, siempre quería  quedarse en casa. Después de muchas sesiones con la adolescente, se puede establecer la  transferencia. En una sesión dibuja esto.  

Es un cuerpo que está envuelto en una cuerda. No tiene ni pies ni cabeza. Ni pies que le  permitan avanzar, ni cabeza que le permita pensar. Si siempre hizo lo que se le dijo, ¿para qué  la necesita? Pero ahora, a los 15 años, exige a través de sus diferentes y graves síntomas un  espacio para su subjetividad, fuera de los deseos de la madre. Es un cuerpo atado pidiendo  libertad. Sólo a raíz de esta separación, puede darse el descubrimiento de su cuerpo, de su  sexualidad e identidad y de nuevas relaciones objetales, entre otras vicisitudes de la etapa  adolescente.  

Es necesario mencionar que igual de importante para los niños es la existencia de un espacio  de realidad impuesta. Este espacio será proporcionado a través de la educación coherente, en  la que los padres, educadores y miembros de la comunidad les transmitan a los niños normas  sociales necesarias para la convivencia. Es decir, la vida de los niños no debe ceñirse al  desarrollo de la imaginación. Ésta debe cumplir la función de recurso para la resolución de  conflictos entre la realidad y los deseos, los cuales no deben ser siempre satisfechos, sino que  deben limitarse para permitir al niño evolucionar, dejando atrás la etapa narcisista y  encaminando la pulsión (o energía psíquica) hacia el conocimiento del mundo y el aprendizaje.  También es importante, por tanto, una “madre suficientemente buena” para poner límites, los  cuales deben estar inscriptos en sí misma para ser trasmitidos al bebé, limitando su propio  goce y permitiendo la separación. 

Es entonces, la salud mental, un equilibrio entre el deseo subjetivo y la exigencia de la  realidad, pudiendo adaptarse de manera sana y libre de síntomas. Por tanto, la creatividad,  como expresión subjetiva, debe ser un constructo que nos acompañe durante nuestra vida

En palabras de Winnicot, “La creatividad es el hacer que surge del ser”. 

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Psicopaso Psicólogos

En PsicoPaso contamos con años de experiencia ofreciendo terapias de psicología para niños, adolescentes y adultos para ayudar a nuestros pacientes a recuperar su salud mental.

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